Todos tenemos la capacidad de darnos cuenta, de percibir lo que está ocurriendo dentro de nosotros mismos y de lo que está ocurriendo en el mundo que nos rodea. Hay tres tipos de darse cuenta:
1.- Darse cuenta del mundo exterior:
Es lo que percibimos a través de nuestros sentidos que provienen del exterior; lo que tocamos, escuchamos, degustamos, vemos y olemos. Estas percepciones del mundo exterior, cómo lo sentimos, se ha configurado en base a una herencia genética, a los rasgos de la personalidad y con los aprendizajes realizados.
2.- Darse cuenta del mundo interior:
Son las sensaciones, sentimientos y emociones que suceden en el mundo interior. A lo largo de los años hemos perdido esa capacidad de darnos cuenta de cuáles son nuestras auténticas necesidades, que se han ido confundiendo el ser con el tener, el ser con el parecer o aparentar…etc.
“Percibir a tiempo los verdaderos mensajes del cuerpo nos ahorraría innumerables consultas y chequeos médicos a los que hemos llevado a nuestro cuerpo como algo ajeno y de donde hemos salido aterrados, amenazados de siniestras posibilidades” A. Schnake.
Pregúntate: ¿Qué estoy sintiendo? ¿Dónde lo estoy sintiendo? ¿Cómo lo estoy sintiendo? En Gestalt tratamos de evitar los por qué, que son sustituidos por los cómo, los dónde o los qué.
3.- Darse cuenta de la zona intermedia:
Es toda la actividad mental que va más allá de aquí y ahora, de lo presente. Estás en el pasado y en el futuro, es decir, es el pensar, imaginar, adivinar, planificar, recordar el pasado e incluso predecir el futuro. Todo lo que pensamos del pasado no es objetivo y el futuro está en nuestra imaginación. En definitiva estamos evitando vivir el presente, y por tanto nos alejamos del mundo real.
Tratar de darte cuenta qué es lo que pertenece al mundo intermedio, al exterior o al mundo interno, es una parte importante de la terapia Gestáltica. “Solo cuando una persona se ha metido entera en ser una caja cerrada y vacía o un objeto decorativo o un cubo de basura… y ha medido todo lo limitado y “falible” que hay en el mismo y ha aceptado la angustia de este límite, ha podido desde ahí ver el endiosamiento y omnipotencia con que combate esto y ha logrado tener energía para defender su existencia. Aunque fuera algo perecedero y débil, logra darse cuenta de que hay en él un ser real y único con determinación a ser lo que es y a aceptar con satisfacción su existencia”. Adriana Schnake
Para terminar os recomendamos una serie de libros que son imprescindibles para cualquier persona que comience este camino de la Gestalt, tanto como paciente como terapeuta.