¿Cómo es una persona adulta con apego seguro?
Un adulto, que sabe autorregulase, sabe cuidarse y cubrir sus necesidades, tiene una buena autoestima, es capaz de tomar decisiones adaptándose a las circunstancias, por supuesto se puede adaptar a los cambios, tiene una relación saludable con la comida, es capaz de vivir en presente, tiene relaciones saludables y satisfactorias, y por supuesto sabe pedir ayuda y se siente seguro en su entorno.
Es imposible como padres cubrir 100% las necesidades de los niños. Todos tenemos lo que se llama falta básica, todos tenemos en mayor o menor media esta falta básica, que son esas situaciones en las que las necesidades no han sido satisfechas. Lo importante es la cantidad de estas faltas básicas. Rafael Guerrero lo representa como un bidón:
El bidón de responsina
Imagina que todos los bebes nacen con un bidón con una capacidad máxima de 100 litros. Lo único de lo que se puede rellenar este bidón es de responsina, que es un líquido naranja que aparece cuando los padres actuamos de manera responsiva ante las necesidades de nuestros hijos. En el momento del nacimiento, el bidón se encuentra completamente vacío. ¿Qué podemos hacer para ir rellenándolo? Pues solo podemos llenarlo muy lentamente, como hemos dicho a lo largo del podcast a lo largo del espacio y del tiempo, siendo responsivos ante las necesidades emocionales de los niños.
Cada vez que el niño muestra una necesidad emocional la figura de apego responden dándole al niño lo que necesita (responsividad), y llenará así el bidón de responsina. Por ejemplo, si nuestro hijo se ha asustado porque su primo le ha gastado una broma pesada, nuestra función consiste en tranquilizarlo. En este caso, estaríamos actuando de manera responsiva y segregamos responsina para llenar un poco el bidón. Con los años el bidón se va llenando de responsina, y hay algunos niños que tienen el bidón más lleno que otros.
Es imposible que encontremos a alguien que tenga su bidón lleno al cien por cien no hay padres perfectos, pero tenemos que intentar que el bidón de nuestros hijos estén al lo más llenos posibles de responsina, porque no es lo mismo un bidón que esté al 80% que al 15% porque a menos cantidad de responsina mayor probabilidad de que el niño necesite buscar fuera lo que no le dieron en casa.
Más dependientes seremos y más vulnerables a caer en conductas adictivas. Esa búsqueda puede dar con diferentes estímulos, personas o sustancias, pero siempre de manera negativa.
Guerrero, R. (2018). Educación emocional y apego. Pautas prácticas para gestionar las emociones en casa y en el aula.