padres suficientemente buenos

¿Cómo saber si soy un buen padre o madre?

Empezaremos diciendo que no es lo mismo ser unos buenos padres que unos padres perfectos. La perfección no existe. Así que toma asiento, relájate y disfruta de este artículo en el que te damos algunas herramientas para que apliques en el día a día y te acerques más a ese concepto de ser unos buenos padres.

Cuando pensamos en la paternidad o maternidad, siempre pensamos en hacerlo bien, en dar lo mejor de nosotros y cuando sentimos que nos hemos equivocado, aparece la culpa, sacamos el látigo y nos martirizamos por lo que no hemos sabido hacer de manera diferente.

¿De dónde viene el concepto de madre suficientemente buena?

Este concepto viene de Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista infantil, creó la expresión “madre suficientemente buena”. Winnicott relaciona la capacidad del adulto de estar más atento al ritmo del bebé que de su propio ritmo personal. La madre o padre suficientemente buena no es la madre o padre idealizada, ni tampoco la madre abnegada, sino una madre o padre en auténtica presencia, sabiendo que vamos a cometer muchos errores, pero tratando de estar emocionalmente disponibles para nuestro hijo.

Saber decir que NO es de buenos padres

Algo que también es importante poner atención es cuando ponemos límites, es muy importante que el adulto se plantee cuál es el objetivo de cada límite que establece, para qué sirve y por qué lo está poniendo. Preguntarnos ¿el límite que he puesto es una forma de ayudar a nuestro hijo o solo es señal de nuestra impaciencia, irritación o mal humor?

Plantearse esta pregunta nos dirá si estamos poniendo límites de forma saludable. Y al revés, si no estamos poniendo los límites, ¿Qué beneficio obtenemos de no ponerlos?, ¿no frustrar a nuestro hijo?, ¿para que no entre en rabieta?, ¿por falta de paciencia para sostener el NO que le decimos ante la demanda de nuestro hijo, y seguramente su insistencia 80 veces más?, ¿por miedo a que se enfade y no nos quiera? Podemos obtener muchas respuestas diferentes, pero siempre interviene en la respuesta nuestro carácter, nuestros miedos, nuestras heridas de la infancia, en definitiva, nuestra propia historia que nada tiene que ver con nuestro hijo.

como ser buena madre
como ser buenos padres y madres

Ayuda a tu hijo a entender sus emociones y serás buen padre

Por otro lado, una manera de ayudar al niño a desarrollar la satisfacción es a través de preguntas de exploración. Por ejemplo, cuando el niño llega con el boletín de notas, y unas buenas calificaciones y/o comentarios de los profesores, en vez de decirle: “qué orgullosa estoy de ti. Mamá está muy contenta por las notas que has sacado”, le hacemos que ponga la mirada dentro, de cómo se siente con sus calificaciones, del esfuerzo que ha hecho para conseguirlo, etc, es muy probable que explore su sentir y experimente esa satisfacción interna de la que hablamos. Así que podemos decirle por ejemplo: “Veo que has sacado todo notables. ¿Cómo te sientes con tus notas? ¿Estás contento?”, y quizás, si queremos, podemos invitarle a que mire diciendo “yo en tu lugar estaría muy orgullosa de mi misma”. Así vamos trabajando que la mirada interior y que sienta que la autorregulación no depende de otros.

Bueno es que una de las claves de ser padres suficientemente buenos es ayudar a desarrollar la autorregulación en el niño. Y no solo la autorregulación emocional, sino también la de nuestro cuerpo y nuestra mente.

Eso es, así que te invitamos a desarrollar una educación orientada a la autorregulación del niño, dejando margen a la espontaneidad y al equilibrio para que puedan ser futuros adultos preparados para sostener las crisis, lidiar con los problemas y regular sus emociones. Con la regulación del cuerpo nos referimos por ejemplo, a aprender desde pequeños a atender a las señales de hambre y la sensación de saciedad.

Cuantas veces los padres obligamos a los niños a comer sin hambre, y esto es un mensaje implícito de “no hagas caso a tu cuerpo que se equivoca y come aunque no tengas hambre” Y realmente es lo contrario, nos equivocamos nosotros no dejando que el niño se regule a través de sus sensaciones. Y si hablamos de autorregulación emocional, solo con esto podríamos dedicarle horas a hablar del tema. Un ejemplo muy básico es cuando le decimos al niño lo que tiene o no que sentir. Por ejemplo: “No estés triste, que no es para tanto” “No debes enfadarte” “No llores, que ya verás como se soluciona”. Y realmente, ser padres suficientemente buenos significa poder sostener a nuestro hijo en su tristeza, en su frustración, sin solucionarle el problema, ni negarle sus sentimientos. Estar presente en ese momento y que nuestro hijo sienta que hay un sostén emocional, que el adulto puede con su tristeza y que no pasa nada por estar triste, llorar o enfadarse, si eso es lo que está sintiendo el niño.

Establecer un vínculo profundo con nuestros hijos, es de ser buen padre

Desde nuestro punto de vista, ser padres es la tarea más difícil a la que nos podemos enfrentar, donde nos nuestros hijos y la vida nos van a retar, y pueden sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Esa es nuestra elección.

Podemos aprovechar la maravillosa oportunidad que es la paternidad y maternidad para crecer, mirar hacia dentro, sanar también nuestras heridas de la infancia y tratar de no pasar a nuestros hijos nuestras cargas emocionales, miedos, represiones, etc. Y dejar que sean ellos mismos, desde su SER y como tal se puedan expresar, equivocar, rectificar, y estar en el mundo como ellos quieran estar, no como nosotros planeamos que estén.

Ser padres suficientemente buenos significa establecer un vínculo profundo con el hijo. Y más tarde, según el niño vaya creciendo, el desafío será saber desvincularse, para que puedan crecer como seres únicos, conquistar su autonomía, descubrir su cuerpo, sus talentos, su propia personalidad, y más tarde poder despegarse de ellos y dejarles partir para vivir su propia vida, sin culpas ni dependencia de ningún tipo, especialmente la emocional.

Esto es un proceso lento, que culmina cuando los hijos se van de casa para hacer su propia vida, pero empieza mucho antes, cuando poco a poco van ganando autonomía en las pequeñas cosas del día a día, como andar, comer solos, decidir el juguete que quieren, la afirmación de su personalidad, lo que les gusta y lo que no, etc. Y en la adolescencia tenemos un gran salto en este soltar y dejar ir, dejar que se equivoquen, y que se encuentren a ellos mismos.

Tenemos que recordar que los hijos no nos pertenecen, solo les acompañamos en su proceso de vida y aprendizaje, y desde ahí, poder sostenerles y quererles.

Podcast para padres y madres

En Tejiendo Redes tenemos cursos que pueden ayudarte a entender a tus hijos en muchos de los aspectos que hemos mencionado en este artículo.

Además os compartimos un PODCAST que creemos que puede seros de gran utilidad para que lo escuchéis en un momento de calma y podáis comenzar a poner en práctica todas estas herramientas sobre límites y normas.

Episodio 54: Padres suficientemente buenos

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