La importancia de ajustar nuestras expectativas, a la realidad de nuestros hijos
La importancia de liberar nuestras expectativas y permitirles encontrar su propio camino
Sin darnos cuenta, a menudo volcamos nuestras expectativas y frustraciones sobre nuestros hijos. En Tejiendo Redes, entendemos que el amor de los padres hacia los hijos nunca está en duda. Sin embargo, es fundamental cuestionar cómo nos relacionamos con ellos y cómo influyen nuestras expectativas en su desarrollo. En este artículo, exploraremos la importancia de tomar conciencia de nuestras acciones como padres y ofrecer a nuestros hijos la libertad de encontrar su propio camino hacia la felicidad.
Expectativas y la sociedad: ¿Qué pasa cuando los hijos no cumplen lo establecido?
Es natural que, como padres, deseemos que nuestros hijos sigan un camino que consideramos el mejor para ellos. Esto puede incluir metas como la educación, el trabajo, el establecimiento de un futuro próspero, encontrar una pareja y formar una familia. Sin embargo, debemos recordar que estas expectativas son nuestras, no necesariamente las suyas. ¿Qué ocurre si nuestros hijos deciden no encajar en el molde predefinido por la sociedad? ¿Y si su definición de felicidad es radicalmente diferente a la nuestra? Es esencial reflexionar sobre cómo reaccionamos ante estas situaciones y ser conscientes de no cargar nuestras propias expectativas sobre ellos. Al final, lo que realmente importa es permitirles encontrar su propio camino y ser felices de acuerdo con sus propias convicciones.
Expectativas diarias: Criando en el día a día
Además de las grandes expectativas a largo plazo, también tendemos a tener expectativas diarias en relación con nuestros hijos, especialmente cuando son pequeños. Esperamos que saquen buenas notas en la escuela, realicen sus tareas domésticas, sean ordenados, educados, cordiales, cariñosos, sensatos, comunicativos y responsables. Esta lista puede ser interminable y, además, esperamos que cumplan con estas expectativas sin protestar y sin tener que repetirles las cosas una y otra vez.
Aquí es donde surgen las frustraciones cuando nuestros hijos no cumplen con lo que esperamos de ellos. A veces, sin siquiera darnos cuenta, les hacemos saber que estamos decepcionados, utilizando lenguaje verbal o no verbal. Esta comunicación puede causar un daño emocional significativo en los niños, ya que anhelan que los queramos tal y como son.
Inculcar valores sin imponer nuestras expectativas
Es válido querer transmitir nuestros valores a nuestros hijos y enseñarles lo que consideramos que significa ser una buena persona y ser feliz. Sin embargo, es importante hacerlo sin imponer nuestras propias expectativas. No debemos intentar moldearlos a imagen y semejanza de nosotros mismos o de lo que hubiéramos deseado ser. Tampoco debemos imponerles nuestras ideas de lo que está bien o mal. En lugar de eso, debemos recordar que la educación es un proceso continuo y que debemos fijarnos metas a largo plazo. También es crucial tener en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentra nuestro hijo, ya que cada niño es único y tiene necesidades diferentes. Mirarnos en el espejo como padres nos permite reflexionar sobre el ejemplo que les estamos