La Disciplina Positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 20 de la mano de dos psiquiatras llamados Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. En los años 80, Jane Nelsen y Lyn Lott deciden retomar esta vertiente psicológica humanista y escribir el manual de Disciplina Positiva, llevando este enfoque a una crianza más consciente, con pautas y herramientas muy útiles en el día a día, para la educación de nuestros hijos.
La disciplina positiva ayuda a entender el comportamiento de los niños y a abordarlo, siempre, de forma positiva, amable y afectiva, pero sin perder de vista la firmeza y el respeto hacia el niño y el adulto.