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Los estados del Yo de Eric Berne

¿Desde dónde te relacionas: desde el padre, el adulto o el niño?

El psiquiatra Eric Berne, propone los 3 estados de Yo, padre, adulto y niño, desde nos relacionamos con los demás. Si quieres descubrir tus patrones de relación, no te pierdas este episodio.

Eric Berne a partir de los años 50, divulgó en su libro Juegos en que participamos, lo que él denominó el análisis transaccional. Esto nos sirve para comprender cómo entramos en relación con los otros y lo que buscamos en nuestras relaciones, en definitiva, nos sirve para ser más conscientes de nuestras reacciones y permitirnos cambiar aquellas que nos perjudican.

El Yo niño, el Yo adulto y el Yo padre

Berne define 3 estados del yo denominados Adulto, Padre y Niño.

Cada sistema está formado por un conjunto de emociones, pensamientos y patrones de conducta. Se muestran tanto internamente (pensamientos y sentimientos) como externamente (lo que hablamos y lo que hacemos) de manera distinta.

Todos poseemos estos 3 estados del Yo y cada uno de ellos cumple con una función. Las personas variamos en nuestro comportamiento según la situación incluso nos cambia el tono de voz, la postura, las actitudes, las emociones, etc.,

Si están equilibrados estaremos ante una persona emocionalmente sana y estable. Si alguno de ellos desequilibra al resto, nuestra comunicación y nuestras relaciones pueden verse perjudicadas.

Vamos a ver cada uno de esos estados del Yo.

yo padre
yo adulto
yo niño

¿Quieres saber más sobre los estados del yo?

    Estado del Yo Padre

    Sientes, piensas y actúas de modo similar a la versión que has interiorizado de una figura relevante de tu infancia, del que ha sido un referente para ti. La función saludable del Estado del Yo Padre es contener adecuadamente los impulsos motivadores del Estado del Yo Niño.

    Usamos a nuestro Yo Padre en situaciones que nos producen inseguridad, y de esta forma buscando alguna idea o norma que nos permita resolver la situación. El problema es si se utiliza de forma rígida, sin auténticos razonamientos porque es lo que hemos aprendido de esa figura de referencia.

    El Yo padre puede tener dos posiciones:

    Padre nutricio

    Es la figura de la protección, del ayudador. En su versión positiva, es el que te acompaña, ayuda, protege, pero en su versión negativa su sobreprotección puede ahogar y no te permite crecer ni desarrollarte por ti mismo. “Déjame ya lo hago yo”, “espera que te ayudo”. Siempre hacemos mucho hincapié en que no hay que caer en la sobreprotección con nuestros hijos, porque entonces no les dejamos que desarrollen su Yo Adulto. Pero esto lo veremos más adelante.

    Padre crítico

    Es la figura de las creencias y los límites, de los prejuicios y los valores inamovibles. El padre crítico establece hábitos y formas de actuar desde el “siempre se ha hecho así”.

    Esto a veces es positivo, porque permite ahorrar tiempo y energía, pero también tiene una cara más negativa porque evita la reflexión y el diálogo “se hace así porque yo lo digo”, “eres un inútil”, “todos los hombres sois iguales”…

    Ahora piensa en tu Yo Padre:

    Escribe eso que haces actualmente que es copiado de una figura parental. Escribe ese mensaje parental que aún escuchas internamente, y al que respondes con sumisión, rebeldía o confusión. ¿Qué sientes al darte cuenta de ello?

    Estado del Yo Adulto

    Es el estado de la lógica racional, de la reflexión, el que pide información con preguntas para saber y aprender. Estamos en el Estado del Yo Adulto cuando somos capaces de pararnos a ver cuál es la mejor opción, establecemos objetivos o resolvemos problemas, negociamos, actúa desde el equilibrio utilizando todos sus recursos, se hace responsable de sus actos. Cuando somos adultos, es importante que seamos conscientes de que este estado es el óptimo para relacionarnos con otros adultos, incluidos nuestros padres, en gran parte del tiempo.

    Este estado es el que regula nuestro Padre y Niño, el que puede tomar consciencia de qué es lo mejor para mí y actuar en consecuencia.

    Usa un tono de voz uniforme, modulado y correcto. Utiliza expresiones como “Necesito… o ¿Puedes repetir, por favor?, ¿Necesitas algo?”.

    Ahora piensa en tu Yo Adulto:

    Escribe una situación en la que creer haber tomado una decisión razonable, con la información suficiente teniendo en cuenta tus propias necesidades y las del otro.

    Escribe una situación en la que se hayas sentido muy enfadado y aun así hayas actuado de forma razonable y apropiada.

    Estado del Yo Niño

    Son las emociones, la creatividad, la espontaneidad. El niño corresponde al registro de vivencias reales desde el nacimiento hasta los 5 años, es decir, los sentimientos experimentados por la persona hasta esa edad. Es también donde están los problemas internos más profundos.

    Es la forma normal de actuar de un niño, y como tal puede ser una reacción natural o adaptada a las circunstancias y el entorno, y por eso vemos que puede hay 3 posibilidades de actuar en el estado del Yo Niño:

    niño natural

    Niño Natural

    Es nuestro estado más emocional, divertido, curioso y sobre todo espontáneo independientemente de lo que le rodee. En este estado del Yo no nos adaptamos a la autoridad. En su parte más negativa puede ser egoísta, maleducado…
    Corporalmente nos mostramos con los brazos abiertos, expresión de alegría. Con una actitud de espontaneidad.

    niño adaptado sumiso

    Niño Adaptado Sumiso

    Queremos complacer y ser “buenos niños”. en la parte más positiva de este estado están las ganas de agradar, de evitar enfrentamientos, de hacer las cosas bien… en su parte más negativa está la falta de asertividad, no saber decir “no” a lo que no nos conviene, dejarnos pisotear, poner al otro por delante.
    Corporalmente, nos mostramos con la cabeza baja, expresión de seriedad o tristeza, con actitudes de resignación.

    Niño Adaptado Rebelde

    Nos rebelamos ante la autoridad, es la actitud de llevar la contraria, de pasar de todo. En su aspecto positivo puede ser el luchador por una causa justa en contra de la mayoría, en su parte negativa se opondrá a todo y a todos, pudiendo ser destructivo.
    Corporalmente nos mostramos con la cabeza alta, gesto fruncido y con una actitud desafiante.

    Ahora piensa en tu Yo Niño:

    Escribe esa estrategia que utilizabas con éxito cuando eras pequeño y que aún sigues usando

    Escribe algo que hacías cuando eras pequeño para divertirte y que todavía haces.

    El modelo P.A.N del análisis transaccional

    Los tres Estados del Yo (P-A-N) son útiles y necesarios, porque según en qué situaciones, será mejor “funcionar” desde el estado del Yo Padre, desde el Yo Adulto o el Yo Niño.

    El objetivo es que integremos estos tres tipos de Estados del Yo, bajo el control del Adulto Integrado.

    Vivir siendo honestos con los demás y con nosotros mismos, acerca de nuestros deseos y sentimientos, en vez de ser retorcidos y ocultos, es liberador, porque descubrimos lo que realmente queremos, cómo pedirlo y si es posible, cómo obtenerlo.

    ¿Sabes que nos movemos continuamente entre los 3 estados del Yo?

    Esto ocurre condicionado por las circunstancias, la persona que tenemos delante o el tema a tratar. Vamos a ver ejemplos de estos tres estados del Yo y de cómo nos relacionamos muchas veces sin ser conscientes de ello.

    En la infancia

    En la infancia, obviamente nos relacionamos con el Yo niño, porque es lo que somos. Y nuestros padres, desde el Yo padre, a veces desde el nutricio y a veces desde el crítico. Según vamos creciendo, nuestros padres, tendrán que ir alternando la posición del Yo padre con la del Yo adulto, para dejarnos espacio para poder crecer nosotros hacia el adulto. De no ser así, se convierten en sobreprotectores y nosotros solo nos relacionamos con ellos desde el Yo niño, independientemente de que tengamos 40 años.

    Así que a medida que vamos creciendo, nuestros padres pasan del Yo padre al Yo adulto, para nosotros pasar del Yo niño al Yo adulto, y poder relacionarnos las dos partes desde el adulto. Esto significa, asumir nuestras responsabilidades, hacernos cargo de lo nuestro, tomar nuestras propias decisiones, sean acertadas o no. Y para eso, hemos tenido que desarrollar todas estas habilidades y capacidades, a medida que nuestros padres van soltándonos y lanzándonos al mundo.

    En la etapa adulta

    Es muy común en terapia, ver cómo muchos adultos se siguen relacionando desde el Yo Niño, con sus padres, con sus parejas, incluso con los jefes y amigos. Esto se ve muy claramente cuando el hijo sigue dando explicaciones innecesarias a los padres, los padres les siguen sermoneando y diciéndole al hijo lo que “tiene” que hacer.

    En las parejas, cuando una de las partes hace de padre o madre del otro. Y en el trabajo, cuando el jefe te dice que algo está mal, y en vez de preguntar qué concretamente está mal y poder dialogar sobre ello, empiezas a buscar excusas, justificaciones, o te enfadas y le desafías. Esa es la actitud que probablemente tenías cuando eras niño.

    ¿Desde qué Yo te relacionas?

    Lo que tenemos que observar es desde qué Yo nos relacionamos. Si la persona con la que estamos relacionándonos nos trata desde el Yo padre, es posible que nosotros nos vayamos al Yo niño.

    Y si nos damos cuenta, podemos ponerle el límite adecuado para que deje de hacerlo y nos trate desde el Yo adulto. Cuando nosotros nos vamos solitos al Yo niño, es posible que la otra persona se vaya al Yo padre o madre.

    Lo saludable, es tener relaciones equilibradas, y relacionarnos con otros adultos desde el Yo adulto. También es muy, pero que muy saludable, sacar al Yo niño natural, al divertido, curioso, juguetón, con nuestra pareja, amigos, compañeros, en relación de igualdad, estando las dos partes en el Yo niño, desde la diversión y el juego.

    Por último, nos iremos al Yo padre, preferiblemente al nutricio, cuando seamos padres y nuestros hijos sean pequeños. Porque como ya hemos visto, a medida que se van haciendo mayores tenemos que ir soltando ese rol de Yo padre, para que ellos puedan crecer y madurar, desde la autorresponsabilidad, la seguridad, el aprendizaje a través del error sin tener detrás al Yo padre que castiga y / o sermonea. De esta manera, estaremos facilitando a nuestros hijos un buen desarrollo del Yo adulto.

    ¿Desde qué Yo debemos relacionarnos?

    Recuerda que no hay ningún estado más positivo o negativo que otro, todos son útiles y necesarios, simplemente depende de la situación que sea más conveniente relacionarse desde el Adulto, el Padre o el Niño.

    ¿Quieres saber más sobre los estados del yo?

      Podcast sobre análisis transaccional


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