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Mensaje de Navidad

Dicen que estamos en Adviento. Preparando el Camino a la llegada de la Luz. Cada tradición lo cuenta de un modo diferente. El solsticio de invierno marca el punto de inflexión entre la noche y el día. El momento en el que los días comenzarán a ser más largos que las noches. El día en que la luz vence a la oscuridad. El día en que el Amor vence al miedo, dentro y fuera de nuestros corazones.

Sea como sea, estamos invitados a abrirle la puerta a la Luz. A permitirle que inunde nuestras vidas… O no. En nuestra voluntad está el permitir que anide en nuestro corazón. Que gane el Amor o el Miedo.

Estamos invitados a abrirle la puerta a La Luz. A permitirle que inunde nuestras vidas. En nuestra voluntad está el permitir que anide en nuestro corazón. 

Vivimos tiempos convulsos. Cada día las noticias nos anuncian nuevos hechos crueles: mujeres asesinadas, niños maltratados, abusos de poder, catástrofes naturales… Hechos que ya han sucedido o vaticinios de los que serán.

El miedo nos acecha, real o imaginario, esta ahí. Llamando a nuestra puerta para secuestrarnos y no permitirnos vivir en libertad. Esa libertad fresca, de ilusión constante que nos recuerda que la vida está llena de milagros. Esos que se muestran en la sonrisa de cada niño, en el vecino que te sostiene la puerta del ascensor para que te de tiempo a entrar. En ese pájaro que se posó en tu jardín, a pesar del frío invierno, en la claridad oculta en la intensa niebla. En tu hijo que te dice: “Gracias mamá, te quiero mucho, ¿lo sabes?”.

Es ese Impulso que en la mañana te invita a un nuevo día. Son esos bombones de Navidad que algún compañero trajo para compartir. Esa flor que germina en el frío invierno. Es ese maestro dedicado en cuerpo y alma a sus chicos, profesionales de todas las disciplinas que aman su trabajo y se dedican a vivir conscientes de un presente de regalos continuos. Es esa amiga que te llama a pesar de la distancia y que sostiene tu mano para que des tu próximo paso… Son esos seres, bellas almas, compañeras de viaje, que crecen junto a ti, que te animan y acompañan,…

Esa es La Luz de la vida. El milagro en cada gesto y mirada. Eso es la Navidad.

No es utopía saberse creador de nuestro futuro, de nuestro presente. No es utopía sentir en nuestro corazón esa voz interior que nos invita a ser feliz. Esa luz que nos mueve a sabernos poderosos en nuestras vidas y que nos grita con todas sus fuerzas: ¡ Ama más fuerte que el miedo !

¡Que no te secuestre el miedo! ¡Que no te quite la alegría!

No permitas que te rapte, que no te quite tus sueños. Lucha por tu Valor. Por la luz de tu alma que vive en tu corazón. Que te anima cada día. Que te aúpa para ver por encima de los muros. ¡Que no te secuestre el miedo!

Que la mañana ya llega, que se acerca la luz del día. Que la mañana ya brilla. Pues después del momento más oscuro de la noche aparece el primer rayo de la mañana.

La mayor revolución es la del Amor y la Alegría. Llena tu corazón de seres amorosos, de encuentros reales, de abrazos de almas, de calor humano, de dulces recuerdos, de sueños de colores, de risas compartidas.

No le des ventaja al miedo. No le abras las puertas de tu corazón.

¡¡Gana el juego de la Vida!! ¡¡Usa tus mejores cartas!!

Llega el solsticio de invierno. El momento más esperado del año. La Natividad. El día en que la luz vence a la oscuridad. Deja que entre en tu vida. Ganale la batalla al Miedo.

Llega el día… ¡Nace el Amor y la Alegría! … Deja que entre en tu corazón.

Inmaculada Arcediano

DP Tejiendo Redes

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